miércoles, 15 de octubre de 2008

Cuando Muera Don Quijote


Miguel Mercado C.
¡Muera Don Quijote!
Miguel de Unamuno.

La madre más preocupada de lo normal, fue por tercera vez en el mes donde el médico.
-¡Doctor! ¡Doctor! Este niño va de mal en peor, su extraño comportamiento no cesa ni aun con los medicamentos que usted me recomendó darle.
-Señora-dijo un poco sombrío el doctor-le voy a ser sincero.
La madre palideció, ya que se imaginó un terrible diagnostico.
-¡Hable sin tantos titubeos, por favor!-le dijo.
-Su hijo es un anormal-dijo el doctor mientras tomaba un sorbo de café.
-¿Qué tipo de anormal doctor? preguntó la madre muy exaltada.
-El peor anormal de todos-señaló el doctor.
-¿Cuál?
-UN POETA.

Sentado en el autobús que se desliza por aquella ciudad que sueña con ser de verdad. Recuesta la cabeza en la ventana, ve su vida transcurrir en el ir y venir de un mundo amueblado de ciencia y técnica, poéticamente extraño como extranjero o peregrino.
Al llegar a su hogar la familia se espanta al verle y se dispersan como si vieran al mismo diablo en persona.¿Motivo? Es posible que empieze a decir cosas en esa forma de hablar, maravillosa pero extraña a la vez.
Desdeñado se va a su habitación, aunque es lo que menos desea, porque dentro de ella, y en la noche específicamente, suceden cosas fuera de lo común.
Se arrecusta en el piso y se duerme.
Se despierta sorprendido, por que una maravillosa voz traspasa el denso silencio de su sueño, se sienta y la escucha:
“Es hora de ponerte peto y yelmo, y que salgas al mundo para exponerte al ridículo e inventar de esta manera una nueva razón a nuestra existencia. No importa si en el camino te topes con edificios, los derribarás igual que a gigantes y harás con sus escombros un motivo para seguir edificando la palabra. Esas palabras dulces y amargas con las cuales curarás las heridas que te ocasionen los golpes del público, que no entiende tu insano comportamiento.
No interesa se te topas con una camada de cerdos, los vencerás como se vence a las ovejas, porque sos un cerdo que trasciende más allá del tiempo.
En tu cuerpo igual que en muralla chocaran esos gritos de rechazo y menosprecio y no te dolerán, porque tu interior esta pretejido ya que invocas todas las noches a Vuestro Señor Don Quijote.
¡Allá lejos! lejos de tus enmohecidos libros esta lo que buscas, no la gloria porque esta es efímera, no la Mancha porque nadie es profeta en su propia tierra. Sino tu Dulcinea, símbolo de la ciega perfección y de tus andanzas, esa Dulcinea debe ser el motivo de despertar cada mañana y decir:
¡Hoy seré mejor poeta que ayer!
También está el fiel de Sancho (que es el gremio) el sabe de tu locura y por lo tanto debe compadecerte y acompañarte en ella.
Y cuando hayas recorrido toda la distancia y hayas logrado derribar las paredes y vencido al tiempo es cuando debes de gritar:
¡Muera Don Quijote!
Para que se inmortalice, trascienda e inicie junto a vos otras aventuras y si hace el ridículo, no hay que sentir vergüenza por ello ¡Siguíle! como diría Maria Teresa Sánchez "no termina la marcha". Porque hacer el ridículo ennoblece.”
La voz se disipó. Desde entonces Los amaneceres le fueron diferentes, ya no veía a la noche como una enemiga sino como aliada.

Isla Exilio, décimo mes de 2008 d.C.