miércoles, 20 de mayo de 2009

Impresion colorida del caribe nicaraguense



Miguel Mercado Centeno

El tremendo impacto que la cultura caribeña ha proporcionado al arte nicaragüense reside en la creatividad y vitalidad con la que sus artistas han impregnado todas sus manifestaciones.
En ésta se observa un espíritu propio con el cual plasman su estilo de vida, costumbres, relaciones e identidad.
Pero la grandeza de esta cultura, esta en sus artistas, ellos han emprendido una gran tarea para dar a conocer la idiosincrasia caribeña, ha sido una lucha monumental, por no decir sobrehumana, ya que se ha tenido que superar el desafío del desarraigo y las relaciones no tan sólidas con la región del pacífico nicaragüense.
Al arte caribeño no le falta vida, es regeneradora de la relación Hombre-Naturaleza-Dios, sin ningún atisbo de malicia.
Es una completa invitación para conocer a esta región, la hospitalidad de su gente, que están dispuestos a compartir sin recelo su historia y costumbre.
La poesía costeña, en específico, es rica en colorido y ritmicidad.
Es poesía para ser recitada por la musicalidad que transmite y total apertura a la comprensión.
Los valores que sus poetas cultivan en cada poesía, tienen un fin específico: emprender sus luchas, denuncias y protestas en contra de la marginalidad y el olvido que han sufrido a lo largo de su historia.
A diferencia de la poesía del pacifico nicaragüense, que es una completa búsqueda de la afirmación personal, un extremo que tiende al narcisismo, in-cierta en cierta forma.
En fin el interés que despierta esta región y su cultura, su exotismo peculiar, nos hace darnos cuanta, cuan lejos estamos de lograr una voz resucitadora de la esperanza, como la que posee la cultura de la costa caribe nicaragüense.

Managua, cuarto mes de 2009

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